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8/02/2006

Quand il est mort le poéte (Becaud)

La noticia fue escueta y total. Con voz grave y no exenta de tristeza el locutor de aquella emisora dijo: "Hoy ha muerto Gilbert Becaud".
A mi me costó controlar el vehículo en que viajaba. Con aquel hombre desaparecían de golpe algunos vestigios intensos de mi formación como compositor y hombre de escenario. Espejo para muchos, Becaud nos llevó de la mano hacia una canción digna, plagada de matices de buen gusto y sensibilidad. Maestro en saber ocupar el escenario en su totalidad, era el dueño absoluto del gesto preciso y del preciso movimiento. Después del shock de la primera noticia siguió lo de siempre, la televisión ofreciendo imágenes urgentes retrospectivas de una vida ejemplar al servicio de la buena música popular y, como al parecer, o mejor dicho, según el criterio de los responsables de aquellos noticiosos televisivos, las imágenes urgentes fueron "enriquecidas" con un interminable y pretencioso rosario de números estadísticos, a modo justificativo, para corroborar la intensidad e importancia de la noticia. Tropecientas canciones compuestas y otros tropecientos millones de discos vendidos, y no sé cuántos teatros y kilómetros recorridos, la cantidad de películas filmadas e infinidad de presentaciones en televisión, como si los números sumaran importancia al talento y la entrega de un artista genial. Por supuesto, a mi memoria, regresó de pronto el recuerdo de aquella vez que con mis ojos y mis oídos de joven recién estrenado en la magia de "la ciudad luz" me bebí de un solo trago mi primer recital de Becaud en el celebérrimo Olympia de París. Aquel hombre cantaba, aporreaba el piano, bailoteaba, se dejaba arrastrar por el telón en un mutis emocionante, abrazaba a la gente con su atabacada voz arenosa y sensual, nos contaba como con Natalie había ido al Café Pushkine a "boire un choicolat" en pleno corazón de Moscú "quand la Place Rouge etait blanche", o nos preguntaba si alguno de los presentes había robado "l´orange", o se entregaba a un incontrolable dolor por la pérdida de su amada inquiriendo casi con desesperación "et maintenant que vais-je faire", o invitándonos a subir con él a "l´escalier en colimasson" al encuentro de "son professeur le pianiste à Varsovie". Edith Piaf, la inolvidable Piaf, no se equivocó cuando se dejó acompañar por aquel joven pianista recién llegado de Toulon. Ella, como mujer sensible, intuyó premonitoriamente que de alguna manera estaba dando la bendición artística a un futuro grande de la canción universal. Con textos de Louis Amade y Pierre Delanoé, letristas afines a su sensibilidad creativa, Bacaud escribió auténticas joyas irrepetibles que hoy forman parte del acervo popular. La lista sería interminable, basta con citar algunas como "Le petite oiseau de toutes les couleurs", "Rosy and John", "Le jour où la pluie viendra", "Alors raconte" y un sinfín de temas más. En el escenario era todo nervios y por ello la gente familiarmente le llamaba "Monsieur cent mille volts", seguramente por lo electrizante de su actitud cuando interpretaba sus canciones. Se me ocurre pensar que Dios lo ha convocado en las alturas precisamente en estas fechas navideñas para que le ayude con sus cien mil voltios a iluminar la Navidad de este azaroso año de violencias, guerras, agresiones y miserias en el mundo. Jacques Chirac, como Presidente de Francia, rindió homenaje al hijo pródigo que era de su país, parafraseando el título de una de sus canciones más célebres: "Quand il est mort le poète". La crónica dice que el cortejo fúnebre pasó por delante de su querido Olympia y allí la gente de París, su gente, le despidió cantando sus canciones. De la misma manera que el 14 de octubre de 1963 Francia entera se vistió de llanto y dolor inconsolable para despedir a Piaf y a Cocteau, en este diciembre frío, tormentoso y desapacible, el mundo de la canción se viste de luto como mi corazón para decir "adieu" al genial maestro que fue y que seguirá siendo en su música y en mi recuerdo: Gilbert Bacaud.
Autor: Alberto Cortéz en memoria de su amigo ya muerto, el cantante francés Gilbert Becaud.-